Son los anunciantes y se están riendo de ti.
You don´t need planned permission to build castles in the sky
(Versión extendida del texto publicado en Enfoque de Reforma).
Banksy, artista urbano inglés, ha reflexionado sobre los anuncios en las calles. Asegura que los anunciantes han reorganizado el espacio público con el fin de colocarse frente a nosotros, sin pedir permiso para ello. En cambio, nosotros no podemos tocarlos: están protegidos y parecen impunes.
People are taking the piss out of you everyday. They butt into your life, take a cheap shot at you and then disappear… They have access to the most sophisticated technology the world has ever seen and they bully you with it. They are The Advertisers and they are laughing at you.
You, however, are forbidden to touch them. Trademarks, intellectual property rights and copyright law mean advertisers can say what they like wherever they like with total impunity.
En este año nuestra ciudad fue invadida por la propaganda electoral, ocupando toda estructura vertical y horizontal, cualquier estructura en que se pudiera colgar o fijar un anuncio: árboles, puentes, semáforos, postes y señales viales. Plástico y papel que amenazaban con asfixiarnos. Lo más grave: el 96 por ciento de esos anuncios estaban colocados en lugares prohibidos por la ley. De manera catártica, parecíamos resignados a emitir condenas.
Por Twitter conocí la propuesta de Thais Muñoz (@thaismunoz): «#QuitarUnAnuncio, adoptar tu calle». En pocas palabras y de manera magistral, concibió una idea movilizadora. Quitar un anuncio superaba la queja e invitaba a una solución contundentemente eficaz. (aquí su primer tuit)
#Quitaunanuncio y haz Patria! Nuestra calidad dvida es responsabilidad dtodos!! No+ contaminación visual. PLEASE RT ConQ c/quien quite UNO!
No podríamos partir de resolver lo ilegal con un acto ilegal. Revisé las normas y escribí en mi blog «Quita un anuncio, adopta tu calle (guía ciudadana en 4 pasos)». Contra mi duda inicial, encontré que era ilegal colocar propaganda en lugares prohibidos, pero quitarla no. El mito de retirar propaganda como delito se derrumbó.
Tras la difusión de la idea por redes sociales, cientos de personas se han animado a bajar anuncios, algunos en brigadas y otros por su cuenta. Cientos de fotos y videos de ciudadanos tomando la calle. Miles de mantas han caído. Pronto, este movimiento obligó a las autoridades del Gobierno del Distrito Federal a reaccionar retirando la basura electoral y respaldando las acciones de los «quita anuncios».
Algo simbólico tenían esos anuncios de caras sonrientes y frases huecas. Mientras el sentido común nos mostraba el abuso, permeaba la idea de que los partidos todo lo pueden. Por lo mismo, a mi amigo Daniel Gershenson lo detuvo la policía mientras quitaba anuncios de un poste. Los patrulleros desistieron al no saber de qué inculparlo. «No más detenciones», prometió tras el incidente el secretario de Seguridad, el 21 de febrero.
En pocas semanas, pasamos de considerar como delito el quitar anuncios, a retirar miles por toda la ciudad. En muy corto tiempo transformamos la frustración y el enojo, en satisfacción (y en mi caso en diversión).
«¿Cómo es posible que gasten el dinero en esto? Mientras nos movíamos para llevar víveres para los Tarahumaras al Zócalo, los partidos llenaban nuestras calles con su basura», comentó una señora en Iztacalco. El altísimo presupuesto que se otorgan los partidos (de nuestro dinero) entrega como productos visibles piezas de basura electoral a domicilio en variadas formas y colores. El problema de fondo: las reglas del financiamiento y el control de las mismas por los guardianes del sistema, los mismos partidos.
Caminando encontramos también otra plaga menos llamativa pero mucho más persistente: los anuncios de inmobiliarias y de grandes empresas de espectáculos que lucran con el espacio común.
#QuitaUnAnuncio no mejorará por sí solo las reglas democráticas. Nunca se lo propuso. Sus objetivos son más específicos: protestar contra el dispendio ilegal, tomar acción directa ampliando los límites de la acción ciudadana y mejorar nuestro entorno evitando que algunos lucren con el espacio de todos.
Boaventura de Sousa Santos ha planteado la existencia de tres tipos de bienes: los privados, los públicos y los comunes. Los bienes comunes, para el sociólogo portugués, pertenecen a todos. No son del gobierno ni de los poderes privados. Los anunciantes han logrado construir el mito que sobre los bienes comunes, pueden mandar. Contra esto último Banksy propone que todo anuncio en el espacio común que no otorgue la opción de no mirarlo, pueda ser apropiado, resignificado o reutilizado. Pedir permiso –nos dice el maestro del sténcil– sería como preguntar si podemos recoger una piedra recién lanzada a nuestra cabeza.
En este sentido, @PaolaGalleta y @eldoctorlatex reutilizan creativamente la basura electoral y preparan una exposición de productos como botes de basura y portavasos.
Nuestra propuesta es muy clara; en la campaña que viene no queremos ver los plásticos de regreso en lugares prohibidos. Si los hay, los vamos a bajar. El gobierno capitalino ha dicho que no permitirá más anuncios en equipamiento urbano. Veamos si cumple. Las autoridades electorales siguen enredadas en un laberinto de procedimientos y no alcanzan a ofrecer siquiera una vía clara en internet para la denuncia. Queremos fortalecer a las instituciones, pero demandamos métodos accesibles. Para promover esta acción a nivel nacional Alianza Cívica A.C. prepara una campaña. La próxima semana publicaremos aquí una guía legal para que en los estados de la república puedan armar su quita.
Mi reconocimiento a todos quienes han quitado un anuncio. Esta campaña es de ellas/os. El sistema de representación política nos ha expropiado muchas decisiones. Que no nos quiten el poder de controlar nuestro entorno inmediato. El mensaje ha sido dado. Espero que los anunciantes lo entiendan.
Para seguir y participar en la campaña: @QuitaUnAnuncio
Sin gestos mejor con una cálida sonrisa
Es una buena iniciativa ciudadana, tambien se podria presentar una propuesta al gobiendo de D.F. Que los espacios para anuncios que tiene el mobiliario urbano sean para publicar fotos de niños desaparecidos.
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La publicidad exterior, política o comercial, nos roba el paisaje urbano y nos agrede con imágenes y frases, mayoritariamente falsas. Debemos combatirla, retirándola directamente y no patrocinando a los anunciantes