Coajomulco Morelos, 6:20 horas. Aún no amanecía y ya observábamos movimiento en la escuela del pueblo y en las tiendas de campaña de los alrededores. Un día antes había sido recibida la Marcha Nacional, que saliendo de Cuernavaca subió a este pequeño poblado del municipio de Huitzilac. Calles adornadas con cartulinas exigiendo «no más violencia», hasta una espontánea porra para la paz, fueron la espléndida bienvenida que sus moradores dieron al grupo de caminantes agotados.
Ya amaneciendo en la plaza de Coajomulco mujeres y hombres se esmeraron por servir los primeros alimentos para el largo trayaecto por venir, mientras un altoparlante daba los anuncios necesarios para la vida del pueblo. Un discruso de agradecimiento por parte de los marchantes fue respondido con la frase del presidente seccional: «es un orgullo que hayan visitado tierra zapatista».
Al alejarnos de Cuajomulco y al conocer y reconocer a quienes íbamos ahí, caí en la cuenta que caminaban hacia el DF las historias de quienes murieron a causa de la violencia, en boca de quienes han decidido no olvidar. Es el caso de Pamela Portillo, quien el 25 de julio de 2010, llamó a su madre para decirle que tardaría un poco mas en llegar dado un reten policiaco en plena Chihuahua capital. Nunca se supo nada de ella y aún no se ha encontrado su cuerpo. Hoy su mamá, papá y hermana marcharon.
Como la historia de Melchor Flores, joven mexiquense que trabajaba en Monterrey como «estatua» humana (performance urbano) y que fué desaparecido por policìas municipales que lo extorsionaban diariamente. Hoy su padre marchó también. Los rostros de Benjamín LeBaron y Luis Widmar, asesinados en Chihuahua, se podían observar en una enorme manta y ni que decir de los rostros sonrientes de Bety Cariño y Jiry Jaakkola, defensores de derechos humanos asesinados en San Juan Copala Oaxaca. En cierto sentido, quienes fueron abatidos marcharon con nosotros. Hablamos de sus vidas, escribimos sobre ellos. Los lloramos en momentos.
Mientras la injusticia prevalece, los recuerdos son asperos. Mientras la impunidad se pasea frente a nosotros, el dolor punza cotidianamente. La constante de las familias que marchan junto al poeta, es que no han obtenido justicia, mientras la violencia del entorno crece.
Tras 8 horas de camino llegamos a Topilejo, de los pocos pueblos que aún quedan en la ciudad. Doña Griselda caminaba a la plaza con apuro mientras nos decía; ¿a poco si caminaron desde Cuernavaca? Solo sonreímos. Le pregunté que si sabía a lo que iba y me dijo «claro que si. Voy con el señor Sicilia y hay que apoyarlo». Tras un acto en la plaza pública, donde no faltaron los políticos advenedizos, un breve encuentro cultural cerró la segunda jornada de la marcha.
Dormimos aquí en la frontera citadina. Desde la colina se escucha el llamado para que el sábado y domingo las mujeres y los hombres capitalinos se levanten en defensa de la libertad y de la paz, para que despierte de una buena vez nuestro país.
Mañana a Ciudad Universitaria. Cansados, pero convencidos.
Chucho, gran relato. Sigo sin entender con claridad qué piden los familiares de Melchor o de los activistas asesinados o de Pamela: que el gobierno cese el combate a la delincuencia, que pacte con criminales, que mejore su política de investigación, que otorgue amnistía a criminales, o qué.
Empatizo con los familiares de Pamela, Melchor y todos los que han caído injustamente en estos tiempos. Yo pido que gobiernos sean más eficaces, que políticos ajusten marco normativo para atender causas de deterioro social y que como sociedad seamos más responsables y menos hipócritas.
Me sumo a tu lucha, que es la de muchos. Pero ayúdame a comprender mejor el reclamo.
http://www.thepetitionsite.com/takeaction/572/176/350/ Pablo, gracias por tu comentario. No hay una sola propuesta o un solo programa, pero en la liga encontrarás algo que buscamos algunos.
Los padres con quienes platiqué en principio lo que buscan es responsables de los homicidios, así como los cuerpos en algunos casos.
Abrazo
Nunca vamos solos, Jesús, nunca y menos ahora, en un momento tan crucial como el que atravesamos. Vamos cada día construyendo otro escenario, junto con las almas contundentemente profundas de aquellos que cayeron. No los conocemos, pero tampoco los olvidamos. Gracias por darle voz con tus palabras.
Estimado Chucho: Me sumaré el dia de mañana, creo que necesitamos despertar como sociedad… parece que algunos viven dormidos…
Que bueno que estés ahí, dando voz a algunas de estas historias que no han sido resueltas…
Un abrazo
Los admirables marchistas están pasando todas las pruebas y obstáculos que se les presentan; son un ejemplo digno de homenaje y reconocimiento; desde las Redes Sociales; en JesToryAS rendimos un sincero reconocimiento al valor, determinación, coraje y enorme Amor a la Paz y al cambio con el que marchan hacia el DF, Nuestros pensamientos y nuestras oraciones están con Ustedes, que Dios los bendiga y guíe sus pasos…
Pingback: Marcha Nacional, día 2. (via Roblesmaloof’s Blog) « Jestoryas's Blog